martes, 31 de enero de 2012

Con la Iglesia hemos topado

Colgaba “El Apostata” en su muro la publicación del BOE donde viene especificada la asignación que el Estado ha destinado a la Iglesia y cuya cantidad asciende con exactitud a 13.266.216,12 euros mensuales. Digo yo, ¿para qué necesitan tanto dinero unos señores que se dedican a especular con lo intangible? ¿No deberían ceñirse al mundo inmaterial, a los dominios del Señor, siendo lo único importante la riqueza de espíritu? ¿No fue Jesucristo el que dijo de dar al César lo que es del César, refriéndose al dinero? En lugar de eso nos encontramos con un estamento que ha divergido de la idea original de dar al necesitado, quedándose ellos con el patrimonio y condenando al  hambre al despojado. Han esquilmado a aquel al que tenían que haber favorecido, y todavía tienen la cara dura de pasearse por el mundo dictando normas y creyéndose, además, con el derecho de hacerlo.

Aparte del citado dispendio se les ha concedido, también, una serie de beneficios fiscales que contrastan claramente con el esfuerzo colectivo del resto de sufridos tributarios. ¡Exenciones fiscales y trece millones de euros al mes! ¿No se supone que son los vicarios del Señor los que debían de vivir en la mayor de las humildades? No logro entenderlo. Mientras, el resto de los españoles tienen que apretarse el cinturón para salvar a una España ingrata, que continuamente pide esfuerzos al más desfavorecido para poder cebar a sus parásitos.

Esta es la carta de presentación de la humanidad. Ignorantes que son nombrados doctores honoris causa, asesinos legitimados por este mundo absurdo, que encima, los aclama como héroes o nuevos cruzados o que sé yo, y una Iglesia inútil, absurda e involutiva. Lo peor es que les seguiremos financiando su postinera vida y su farsa porque somos idiotas, porque nos revelamos con timidez y vergüenza, y sobre todo, porque somos los que les sostenemos y justificamos en sus sillones. Luego no nos quejemos si lo único que comemos son IRPFs.

La historia, por vieja, es sabia, y en ella han quedado registradas las atrocidades cometidas por la Iglesia, que nos deja un claro mensaje que somos incapaces de ver. Una moraleja tan absurda como cruel, que explica "como arrea el cura" y como mira después para otro lado. La historia del clero es la historia de la censura a todo aquello que pudiera poner en peligro su status, y para justificarse en la felonía utilizaron el nombre Dios. A Dios rogando...

Si algo define a los siervos de Dios es la poca humildad. Como ejemplo, el caso Galileo, donde después de más de tres siglos y medio de orgullo y obstinación, en el año 1992, la Iglesia aceptará la teoría heliocéntrica como buena. Alguno se preguntará ¿es cierto que hasta ese año desconocían como era el movimiento de rotación de la tierra? Pues hombre, aunque tengo mis sospechas, prefiero pensar que fue por un acto de cabezonería, reconsiderada en el año 1992, pagando así la deuda histórica que contrajeron con su error. Se pidió perdón públicamente a Galileo Galilei por la acusación de herejía y por el daño provocado, aceptando con ello la teoría heliocéntrica.

Vinculada al dinero y al poder, la Iglesia, en ocasiones, ni se ha molestado en esconder su infamia. Son conocidas, histórica y no tan históricamente, las concubinas de obispos y cardenales. Una norma sandia la del celibato, pues son seres humanos con sus necesidades, pero es una ley que ellos mismos han establecido y rompiéndola nos presentan su naturaleza y “modus operandi”. A pesar de ello, sigo pensando que mejor será el sexo prohibido, pero consentido, que el que han practicado últimamente algunos clérigos.

La Iglesia Católica ha sido el auténtico azote de la humanidad, no tiene mesura en sus atrocidades. No olvidemos que muchas de las mayores masacres y guerras de esta historia se han hecho en nombre de Dios. Cuando reclame a todos los infames a su presencia, no quiero ni imaginar la “divina condena” que les va a caer por mancillar su nombre.
 
La intolerancia de la Iglesia se ha ido convirtiendo en inadaptación, o mejor dicho en inadaptación intolerante. El clero es un estamento en vías de extinción, incapaz de llegar a sus feligreses y que subsiste a través de estúpidos números que no hacen gala a la realidad. Se apoyan en aquellos que han sido bautizados y que no saben lo que es una misa. En gente que se acuerda más del “Padre Tejero” que del Padre Nuestro. Meros números, pero para ellos importantes y que explican, no sé cómo será ahora el proceso, que hace unos años te pusieran unas trabas tremendas para concederte la apostasía, que es un derecho. 

Que se puede pensar de unos guías espirituales que prefieren ver como mueren inocentes antes que suprimir unas ridículas normas desfasadas en el tiempo y en el espacio.  Mientras, individuos pertenecientes a la alta jerarquía eclesiástica se han “pasado por el forro” todos los mandamientos, los de Moisés, los de pecar de verdad, incluido el tercero. Que gracia tiene que hablen ellos de respeto, cuando ¡jamás! han aplicado ese concepto a su código. Si sois capaces de amasar fortunas, matar en nombre de Dios, neutralizar los avances científicos acusados de brujería, de negar lo innegable y lo evidente, como la Teoría de la Evolución o cualquier otra teoría venida del saber, no me habléis de respeto. Si sois capaces insultar a vuestro padre y de privar de pan al hambriento, de lucraros de la miseria y el dolor, no me habléis de respeto.

Predican sobre los placeres de la muerte, del encuentro con Dios. El caso es que evitan ese encuentro como cualquier otro mortal. ¿No debería ser motivo de alegría reunirse con el Señor? Tienen una sospechosa actitud. Empiezo a pensar que no hay mayores ateos que obispos, cardenales, vicarios,… Solo así se explica que insulten de esa manera tan descarada la inteligencia del pueblo.
 
Todo esto me lleva a una sola conclusión, ¡quien quiera religión, que se la pague!, acabemos ya con esta lacra. Que cada uno pague por su espiritualidad, pero no con los impuestos que deben estar al servicio del bien común y no de unos pocos, sino que lo paguen de sus bolsillos. Es muy fácil dar cuando es el único camino. “Las misas financiadas por el Estado deberían de ir con prescripción facultativa y solo en caso de peligro para la salud”.

Este discurso sería injusto e inacabado de no exculpar a aquellos misioneros y sacerdotes, que los hay, y bastantes, que realmente se preocupan de los feligreses, de los desamparados y de los que sufren. A todos ellos, eclipsados por los insanos actos del resto, les felicito, y no debería ser así, pues en definitiva ese es su trabajo, pero es tan inaudito ver esto en el seno de la Iglesia que no merece menos que mi reconocimiento. A pesar de ello sigo animando a que se viva la espiritualidad directamente con Dios, sin gorrones e interesados de por medio. Que se me crea cuando digo que por este camino hay mayor garantía de llegar al Señor. La espiritualidad católica es comparable a los productos que viene del campo, en el momento que pasa por intermediarios su precio se dispara.

En definitiva, ¿qué se puede esperar de unos desalmados que muestra el amor a Dios clavando a su hijo en una cruz?, ¿así es como se salvó la humanidad? Ser malvados es vuestra auténtica bondad.


lunes, 30 de enero de 2012

El último viaje

Donde las sombras se esconden está tu hogar, aprovecha en tanto la odisea terrenal.

Cuando sobreviene la noche ya no respondes del día. Exento quedas de tu pasado, que por justo o maldito, allá nada debes, la deuda ha prescrito. En la otra ribera ves sombras, mas no temas, de lejos lo que parecen espectros son almas, almas puras de seres queridos que aguardan tu llegada con todo cariño. Este es tu último viaje, el más difícil, el más tranquilo, pues al destino llegas sin duda, sea cual fuere el camino.

Por la barca del viejo Caronte, unos antes, otros con retraso, pero no tengas duda que todos hacen el paso.  Allí, en la otra orilla hallarás al bravo Aquiles, al astuto Odiseo o al noble Héctor, todos ellos, igualmente, hicieron trayecto. No es tan mala la parca cumpliendo en vida, con cuentas pendientes no hay garantías. El mundo exculpa con la muerte la felonía, mas la conciencia insana castiga la osadía. No se esquiva al destino, no seas infame, es en los momentos difíciles cuando hay que ser elegante. Por tus actos serás juzgado, no por tu conservación, pues el ser humano se mide por calidad y no por duración.

No te preocupes de iniciar el viaje, que nadie es libre, preocúpate de pagar el peaje.  Dale su moneda al viejo Caronte, no trabaja gratis, y no busques la compasión del viejo barquero, ya no se apiada de nadie. Quizás algún día cruces el Aqueronte y entres en el reino de Hades, mas cien años de ostracismo no te los quita nadie.

Esta es la simple teoría, que se vuelve compleja llegado el día.


sábado, 28 de enero de 2012

A todos

Dos semanas de blog y camino de las 2.500 visitas.Yo no se si eso es mucho o poco, yo, desde luego, esperaba menos auditorio al principio, así que quedo profundamente agradecido a todos aquellos que me dedicáis unos minutos diarios de vuestro valioso tiempo. Si me gustaría invitar a los asiduos a que os hagáis miembros del blog, cuento, además, con vuestras opiniones y sugerencias.

Como habéis podido observar he obviado, una a una, las reglas básicas a la hora de configurar el blog. Ni las palabras del título son palabras que faciliten su encuentro en los buscadores, ni tengo una temática definida, porque considero que coarta mi libertad de pensamiento, uno de los pilares del blog. De esta forma escribo lo que me parece y como me parece y me hace estar doblemente agradecido a los fieles de “El Ostracismo de Caronte”, porque siguen un blog a la aventura, sin saber por donde les va a salir al día siguiente el autor. Por esta razón me siento contento y sorprendido de haber recibido tantas visitas. En este punto he de agradecer a los miembros del blog y en concreto a Luis, Arantza, Laura, Jhonny y Kurrax, la ayuda recibida, quedáis reconocidos por colgar de vez en cuando en vuestras redes sociales mis artículos. “Ahora es cuando empezáis a caerme bien”, en serio, gracias por vuestra desinteresada ayuda.

Otra cosa que me ha llamado la atención es la minoría de fieles que me siguen desde el extranjero, hasta quince nacionalidades distintas he contabilizado, con especial atención a, por ser los más numerosos, los alemanes, canadienses, norteamericanos y rusos. Gracias también a vosotros por internacionalizarme “el asunto”.

No os doy más la vara, gracias a todos.

Atentamente: Andrés y su tiempo

viernes, 27 de enero de 2012

En tiempos olvidados

España, un país a remolque de los dictámenes que se marcan desde Estados Unidos, Alemania, China o Gran Bretaña. Mas no fue siempre así. Hubo un tiempo en el que nunca se ponía el sol y el mundo entero rendía pleitesía a la Corona de Castilla y León. Eran tiempos de gloria. Pero todo lo que nace debe de morir, así está escrito.

Después de siglo y medio sosteniendo la pesada carga que supone la política hegemónica, la España de mediados del siglo XVII era una España agotada, exhausta politica y económicamente. Sin apenas aliento, quedaba a expensas de las potencias emergentes que acechaban esperando el momento oportuno de hacerse con el poder.

En el segundo tercio del siglo XVII, España, ya de por si enferma, va a ser testigo de una serie de circunstancias negativas que van a precipitar definitivamente su caída. Cataluña y Portugal, aprovechando la debilidad, se rebelan contra la Corona. Portugal, que por entonces formaba parte del Imperio español, conseguiría la independencia. Por otro lado, la conexión marítima con américa, crucial para las arcas españolas, estaba demasiado expuesta a los piratas ingleses y holandeses. Pero el mayor problema se encontraba en la frontera norte. Francia estaba preparada para hacerse con el poder hegemónico y emergió con fuerza para doblegar a Europa. A su vez, Inglaterra y Holanda buscaban su protagonismo en el contexto histórico de la época. Todos ellos aprovecharon el palpable agotamiento de Austria y España para conspirar contra los Habsburgo, formando una alianza que pudiera debilitar su poder y en la que participó prácticamente toda Europa. Este conflicto, en honor a su pervivencia, recibió el nombre de la Guerra de los Treinta Años.
 
La Guerra de los Treinta Años podía ser entendida como el desenlace de más de un siglo de disputas religiosas entre protestantes y católicos. La Paz de Augsburgo firmada en 1555 pretendía normalizar la convivencia religiosa, pero lejos de poner solución al conflicto, el odio entre ambas fracciones se fue acrecentando. Al margen de las razones religiosas, la guerra estuvo motivada por cuestiones económicas y territoriales de gran calado, que se explican bien con el más que significativo número de naciones que entraron en el conflicto. Lo que comenzó siendo una guerra religiosa, derivó en una cruzada encabezada por Francia, que además era católica, y Holanda para acabar con el poder de los Austrias.

El estallido de la contienda tuvo su origen en 1618. El detonante que precipitó el conflicto fue la sucesión al trono de Bohemia, que había recaido en el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Fernando II. Ferviente católico, Fernando II atentó contra la libertad religiosa de Bohemia, mayoritariamente protestante. El conflicto se extendió con celeridad por todo el Imperio. España, en virtud de los lazos familiares que le unían a Austria, apoyó económica y militarmente al Emperador. Pero España tenía su propio conflicto religioso. 

Los Paises Bajos, como parte de la herencia de Carlos I, pertenecian a los territorios de la Casa de Austria en España. La subida al poder de Felipe II, de tendencias autoritarias y fanático defensor del catolicismo, supuso el enfrentamiento con Holanda, protestante y deseosa de una mayor autonomía. La cuestión holandesa acabo convirtiéndose en la auténtica pesadilla del monarca español. Su hijo, Felipe III, de espíritu apaciguador, firmó una tregua de doce años con las Provincias Unidas. El tratado tenía validez hasta el año 1621. Llegada la fecha y ante la falta de acuerdo se reanudaron las hostilidades. El conflicto se nutría de poderosas razones económicas y coloniales. Más allá de la intención de incorporar un territorio que se daba por perdido, o de mantener una lucha religiosa inútil, España intentaba evitar por todos los medios la expansión y asentamiento de los holandeses en américa, asia y áfrica.

Las victorias españolas al principio de la contienda, como la rendición de Breda, inmortalizada en el famoso cuadro de Velázquez, eran un espectro de la realidad. España sufría un agotamiento económico y social que empezaba hacerse patente en el resto de Europa. Los viejos tercios de Flandes, hasta el momento, prácticamente invencibles, iban a empezar a encadenar, una tras otra, todas las derrotas que les debía la historia.

En 1621 España era como un león viejo y enfermo que se esforzaba por seguir rugiendo, pero ya no asustaba a unos enemigos que estaban preparados para asestarle el golpe mortal. A pesar de la notable campaña holandesa, su verdugo seria su secular adversario, Francia, que había esperado pacientemente el desgaste español para entrar en el conflicto. Cuando el ministro de Luis XIII, Richelieu, lo creyó oportuno, lanzó sus tropas contra Flandes abriendo un segundo frente en los Países Bajos españoles, era el año de 1635.
 
Los primeros momentos de la contienda parecían ser favorables a España. En el año 1636 se tomaba la plaza de Corbie, provocando el pánico en París. Pero solo fue un espejismo y los peores augurios se iban a ir confirmando. En 1640, un año especialmente difícil para España, Cataluña y Portugal se levantan contra la Corona, facilitando la penetración de Francia por los Pirineos. Ese mismo año se perdía Arras, capital de Artois, provincia meridional de Flandes. En mayo de 1643 los tercios sufrían la dolorosa y determinante batalla de Rocroy, un durísimo golpe para un ejército que no estaba acostumbrado a recibirlos.
 
En el año 1648 se firma la paz de Westfalia, dando por finalizada la Guerra de los Treinta Años. Pero Francia, viendo la situación por la que pasaba su vecino del sur, mantuvo la guerra durante once años más, aprovechándose de la debilidad española para anexionarse territorios. La derrota de las Dunas en 1658, fue demasiado para España. El 7 de noviembre de 1659 se firma la Paz de los Pirineos. En este tratado España cedía a su vecino el Rosellón, la Cerdaña, Artois y algunas plazas flamencas, además de aceptar la presencia francesa en Alsacia. Además de las pérdidas territoriales estaba la pérdida de la hegemonía española en favor de la Francia del Rey Sol. A pesar del tratado, Francia siguió aumentando su territorio a expensas de España, y lo hizo hasta que Luis XIV vio la posibilidad de sentar en el trono español a su nieto, Felipe V. En ese momento la política hacia España varió considerablemente. Pero esa es ya otra historia.
 
Aquella España que controlaba los designios del mundo, se había apagado. Una exultante Francia tomaba su relevo en el poder. No tardaría mucho tiempo en darse cuenta de lo que ello significaba.

jueves, 26 de enero de 2012

A mal verso... peor cara

Se encontraba el forastero y también el comerciante,
el vagabundo y el caminante
y, en conclusión, todo aquel que se presentase,
un, cuanto menos, curioso bando municipal
en la misma entrada del lugar.

Con singular rima,
quizás forzada, muy paleta y algo fina,
avisaba a ladrones, vagabundos, avarientos,
además de comerciantes fraudulentos
y en definitiva, a todo aquel que de lo ajeno se lucrara,
las tremendas consecuencias que tales actos acarreaban.

Hasta el paleto puede ser locuaz y así se presentaron,
de esta guisa y con abusada rimbombancia,
de versos extraños y de mal sonancia,
más el mensaje quedose claro.

Así atendía el citado escrito:

Que te trae por estos lares si por ti no han preguntado,
¿necesitas de invasiones para tu objetivo macabro?
Concentra la mirada en este verso no versado,
luego no gimas con pavura que no se te ha avisado.

¿Dónde miras? anodino caballero, no queremos ser observados,
llévate contigo esa presencia y el hediondo hálito.
No tantees a las almas a las que no resultas extraño,
advertidos estamos de tus negros comentarios,
que son poseídos por la profunda mentira del que se nomina perturbado.
Aunque al auditorio duermes, siempre hay un despistado,
que se deja seducir por tu mensaje almibarado.

Porfía cuanto gustes, menestral del diablo,
concluido el cántico, por donde viniste te den resguardo.
Y guarécete bien lejos, que por corteses la primera la escuchamos,
en las sucesivas, talegazos de bienvenida y de despedida, zurriagazos.
Aquí la vianda es muy cara para entregársela al falaz,
vete al pudiente, por si se dejara embaucar.

Caratulero insano, ¿qué fraguas con esa voz que de pronto escuchamos?,
prometes alegrías y pasiones, ¡prometes demasiado!,
pues alguna ilusión secuestras... y ¡no se mancilla lo sacro!.

Aquellos que vivís, inmundos parásitos,
del esfuerzo ajeno, de la patraña y del descaro,
aquí os convidamos a juicio sumario
donde expiar las culpas del daño perpetrado.

Quédate claro de esto que a continuación te informamos...
pues si en lugar de dar la cara, penetras camuflado,
además de los mamporros, los atributos te sesgamos.

Con el mensaje quiso el pueblo de forma letrada,
avisar a los gorrones de sus “ostias ilustradas",
el concepto fue mal comprendido,
las “ostias” si quedaron claras.

Saque cada uno sus conclusiones...
yo la cara hinchada,
además de tres huesos rotos
y la "pelvis destrozada".

P.D:

Por cierto..., cardenal más o menos e igual dolor en la crisma,
no hallé mayor diferencia entre la ostia bizarra y la ostia más fina.

Atentamente:

Esián Tectero,
vidente y pendenciero

 

miércoles, 25 de enero de 2012

El cisne feo

Soy el pavo real con las plumas más hermosas, pero no me acaban de gustar. Soy rico, guapo y joven, pero mi vida está vacía y no acabo de encontrarme a gusto. ¡Necesito estar mejor!, ¡soy un adicto a la moda!

No hay mayor masacre que la que ejerce la moda con sus adeptos, a los que va absorbiendo la vitalidad hasta neutralizarlos. Fantasmas en busca de trapos y zapatos, colgados del fitness y adoradores de la soja, un enorme negocio que sostienen el “aparente y el facsímile”. Es la tiranía de la moda en su vertiente más cruel, castigando a su masa. ¿Te quieres ver tan guapo cómo los famosos?, prepárate a sufrir como lo hacen ellos, y mucho más, eso si no te quedas antes por el camino.

La sociedad marca su propia selección natural creando una serie de pautas que todos debemos de seguir. Los sobrantes pasamos a ser marginados, el grupo secundario de los feos, los gordos, los fumadores, los que hacen puentes con palillos, los que no tienen un mercedes, o cualquier otra majadería. Estar en la élite del glamour es el trabajo más duro que existe, ya que te condena a entrar en un juego absurdo y sin salida, que sin duda va atentar contra tu bolsillo y seguramente contra tu salud. Siempre va a haber alguien más guapo, o con más dinero o con mejor tipo, dicho esto…

El mundo de la moda atiende a varios estímulos variables, factores dinámicos y un sinfín de entresijos y curiosidades que no llego a entender muy bien cual es su objetivo final, como la manía de transformar la boca en hocico, por medio del botox. Pero todo este complejo mundo está sostenido por una base muy sencilla, el dinero. El dinero tiene el poder de disfrazar a las personas, pero el hábito no hace al monje, si le quitas las plumas a un pavo real te queda un pajarraco lampiño, feo y arrugado. No hay dinero que te haga ser mejor, solo hay dinero que te hace parecer mejor.

En lugar de tanta superficialidad lo que tendría que haber es una psicosis colectiva, similar a la que se vive en la moda y la belleza, por ser mejores personas. Pero intentar ser mejor persona, paradojicamente, parece más difícil que transformar el envoltorio de uno por completo. Puedes ser odiado por todo el mundo, pero con traje de Victorio y Lucchino, y ya se sabe, ande yo elegante... ¿No es más fácil buscar el bien de otro ser humano, que acercarse a la ciencia ficción, con un cambio de imagen? ¿No es más fácil ayudar a la gente que intentar borrar lo que ya está escrito? Pues no, la tierra está llena de diablos, eso sí, que visten de Prada.

Déjate de tonterías, acéptate y ponte guapo/a dentro de tus limitaciones, que no vas a ser nunca ni George Clooney, ni Charlize Theron. Solo si entras en ese villano cosmos de apariencias serás juzgado. En ese universo tu cara sería fuente de inspiración de Jim Henson y tu cuerpo lo que se ha estado buscando desde hace años en el Proyecto Setti. Gastarás la intemerata en productos para encalarte el rostro y te irás al gimnasio una hora diaria a que te pongan a bailar esas mantecas que empiezas a plantearte pasar por cuchillo. ¿Para qué? Cuando pierdas esos kilos, te aumenten los pechos y te operes la nariz, en ese momento te darás cuenta que acabas de empezar, querrás más y más y nunca te verás bien. Ahórrate tanto sufrimiento, si en el mejor de los casos acabarás siendo una mala imitación. Por lo menos ahora te tienes en exclusividad.

Cremas, bisturíes, máquinas infernales que destrozan articulaciones, toxinas. Yo vi una cosa parecida en una exposición de la edad media, solo que tenían nombres diferentes tales como: potro, aplastacabezas, el péndulo o la cuna de Judas. La única forma de sentirse a gusto es aceptarse a si mismo, disfrutar de la vida y no torturarse con ser la más guapa, la que mejor cuerpo tiene y la que va mejor vestida.

Por alusión directa a la delgadez, uno de los sectores que se han visto más “influidos” por los cánones de belleza es la alimentación. Como por arte de birlibirloque aparecen alimentos que tienen inmunitas, ácidos omegas y otras historias que son buenas para no sé que cosa. Lo mejor de todo es que puedes comerte un caldero entero porque, sabéis que… ¡no engordan!, ¿cómo no se nos había ocurrido antes?, alimentos que no alimentan.

Todavía, sobre el “mundo light” se puede ironizar. No es tan risible la repercusión que ha tenido en la sociedad el modelo de belleza actual de chicas cadavéricas que desaparecen al ponerse de perfil. Esto ha repercutido en muchas jovencitas, jovencitos y no tan jovencitas y jovencitos. Anorexia, bulimia y muerte, eso es lo que le sobreviene a uno cuando se obsesiona por meterse en una 34. Siempre acaba uno poseido por una mirada traicionera que exige quitar más kilos donde solo queda pellejo.

Habría mucha tela que cortar en este vacío mundo que fagocita con tanta facilidad a las personas, lo que no hay es tiempo. Algún día recalaré en el tema para exponer el abuso que cometemos con los animales para estar más bellos, por hacer desaparecer una arruga, por intentar borrar un tiempo que ya ha puesto en marcha el temporizador…

martes, 24 de enero de 2012

¿Quién soy yo para decir lo contrario?

Conocida la existencia entre los eruditos del lugar de un necio entregado fielmente a su simpleza, base de su felicidad, cuyo absurdo atrajo la curiosidad de los notables. Se preguntaban dónde estaba el límite de las “entendederas humanas”, cuál era el confín cognoscitivo de un mentecato. Nunca habían meditado desde su infinito conocimiento sobre la causa que lleva a una persona a distorsionar tan grotescamente la realidad. El sabio Peneas, hombre docto y respetado por todos, sugirió la posibilidad de que si se le explicaba ciertos criterios en un idioma que fuera descifrable por “el pobre diablo” lograría aleccionarle sobre la realidad de las cosas, abrirle un mundo de posibilidades, una nueva dimensión. Se encendió así un debate acalorado sobre el límite de la razón humana.

Convencido Peneas que la sabiduría siempre ha de imponerse a la incoherencia, se armó caballero de la verdad y maestro de la vida y se montó en su infinita sabiduría para enfrentarse, en su siniestra morada de sandez, a Solfón, campeón entre los necios. Profeta en tierra ajena enumeraba mentalmente, con esa presteza que otorga la convicción, un sinfín de razones que podía esgrimir contra el idiota para abrirle las entendederas.

No le fue difícil encontrar a Solfón pues era hombre popular y moraba siempre por los mismos lares. Plantado ante él Peneas distinguió a un hombrecito sucio y desaliñado. Preguntó entonces el notable al necio sobre su día a día, sobre su modo y filosofía. Deseaba enmendar la simpleza de ese hombre como fuese. Cuando Solfón le expuso, con una increíble brevedad, la naturaleza de su ser, Peneas quedó asombrado de la falta de espíritu de ese hombre y su necesidad de discernimiento. Le intentó explicar que la verdad se obtiene con la sabiduría y que había que cultivar la mente para ser un gran hombre. Peneas hablaba y hablaba, pero lo que empezó con diálogo terminó en soliloquio. La cara de Solfón era un poema, por un lado podía verse que entendía a tramos el discurso del Maestro, por otro lado se hacía palpable el poco interés por alumbrarse con las doctas palabras. Peneas porfiaba, sin encontrar audiencia a su discurso. Demasiado esfuerzo para nada, pensaba Solfón.

Ante las acometidas de Peneas, Solfón esgrimía una y otra vez la misma entonada, que acrecentaba la ira y frustración del erudito. Mantenía el bobo que no aspiraba a más que a un buen trozo de queso, vino y cohabitar con alguna dama, que “esa verdad” que le contaba no la necesitaba para nada porque ni se comía, ni se…, vaya, lo dicho, que no la encontraba utilidad para nada. No entendía de conocimientos, ni de verdades, ni de sabiduría y estaba contento con esa vida, a la que solo imploraba continuidad.

La falta de ambición de Solfón, su conformismo, y lo peor de todo, una ausencia de interés absoluta, que se clavaba en lo más profundo del ego de Peneas, encolerizaba a este último, haciéndole perder el porte por momentos. No entendía que alguien careciera de ilusiones, ni tuviera valores, ni nada de nada. No era más que un esclavo de sus necesidades biológicas, un animal. Se acaloraba intentando explicar al simplón que el ser humano está en la tierra para algo más que comer y beber, que hay que desarrollar el conocimiento. Pero volvía a estrellarse contra la indiferencia de necio. Así, después de un buen rato intentando aleccionar a su, cada vez más, abstraído pupilo, le sobrevino los cuatro males: insuficiencia, desesperación, menosprecio e impotencia. El mundo se le vino encima y estalló en ira, gritando, gesticulando violentamente, amenazando e insultando al perplejo idiota.

Hora y media duró la rabieta del obcecado sabio en su intento por abrir la mente del necio. Este último seguía en su tesitura de no mostrar interés alguno por los planteamientos de su interlocutor, pero si le sobrevino la  perplejidad al ver la disposición del encolerizado “Maestro”, al que muy de vez en cuando lograba entender en su farfullo alguna palabra aislada como estúpido, ignorante y cabezón. Cuando al fin se calmó Peneas, el necio tranquilo e inmutable le comentó:

-He oído que cuando se alimenta el alma con la verdad uno acaba sufriendo, ¿por qué razón tengo que adquirir esa verdad y pagarla con mi preciado tiempo y mi sufrimiento? Tú dices que mi realidad es falsa e ignorante, más con ello no hago daño a nadie y soy feliz. Pero no te vayas de vacío sabio Peneas, pues de ti hoy he aprendido una valiosa lección. Has conseguido que ame todavía más mi libertad, ya que he visto la furia en tus palabras. La tuya es una verdad  infeliz, incomprensiva, intolerante e impositiva, pero sobre todo fea, muy fea. Poco me quieres Peneas, que me ofreces esa casquivana verdad que necesita ser poseída por otros para que tú también la poseas. Yo por el contrario no te doy eso que llamas ignorancia, mi bien más preciado, pues no necesita de nadie más, me hace muy feliz y no la quiero compartir. Vive tu vida Peneas y deja vivir al resto, pues si te pones a pensar, tú eres el que no ves más allá de una verdad, que te aísla y te niega a tus semejantes. Te deseo que se te cumpla tu objetivo, pues de no hacerlo habrás tirado tu vida en vano, eso es todo lo que queda por decirnos-

Volvió con el rabo entre las piernas a su hogar y cuando el resto de sabios preguntaron si se había conseguido abrir los ojos al necio, Peneas contestó con aplomo: -Sí, si que consiguió abrírmelos, pues aprendí que no hay quien eche una mano a quien no se la quiere dejar echar, que la simpleza oculta una innata sabiduría y que hasta el más necio te puede aleccionar.

lunes, 23 de enero de 2012

Al César…

Dando un repaso a la negra actualidad que vivimos me llamó la atención una noticia que no puedo obviar. El artículo hace balance de la situación que vive Islandia después de pasar por momentos muy duros, debido al plante de su población ante el abuso de políticos y financieros. El colapso económico vivido por este país es comparable, según los datos de este artículo, a las expectativas de recuperación. En cifras se habla de un 2,1% de crecimiento en el 2011, unas previsiones del 1,5% en el 2012, del 2,7% para el 2013, lo que parece suponer un crecimiento tres veces mayor que en la zona euro. Cierto que la economía islandesa está todavía muy tocada y que tardará en recuperarse, pero se está generando empleo, la deuda pública disminuye y en términos generales se ve un futuro optimista. Nada que ver con los “brotes verdes” de los que tanto han hablado nuestros políticos y que parece que, igual que los pepinos, los exportamos a “otro país”, donde ahí si que germinan.

Leyendo esta noticia no puedo por menos que sentir alegría, admiración y una profunda envidia, sana, pero al fin y  al cabo, envidia. Un pueblo soberano de verdad, que decide su futuro en referéndum, como ha de ser, y que no consiente que los políticos desatiendan sus deberes y abusen de sus cargos. Un ejemplo de grandeza de un pueblo que toma decisiones difíciles y dolorosas, y lo hacen unidos y afrontando con seriedad las consecuencias. La aptitud de los islandeses ante la adversidad, desafiando a la pobreza con orgullo, ha dado toda una lección al mundo entero, cambiando los cómodos sillones a políticos y financieros por fríos arrimaderos de calabozo.

El pueblo islandés atendió a la lógica, lo que teníamos que haber hecho todos, hablar el mismo idioma que ellos, no pagas… ¡embargo! La situación actual sostiene que hay que dar dinero al banco para que consejeros y accionistas mantengan el status económico y social, mientras aquellos pobres que prestaron su dinero, a través de los impuestos, son embargados por el propio banco. Paradójico, ¿no? ¿Será síndrome de Estoeselcolmo”?

El ejemplo de Islandia clamó terror en el resto de gobiernos y entidades financieras. Desde el exterior se esmeraban por ocultar, todo lo posible, las noticias llegadas de Islandia, por miedo a una pandemia generalizada. Un efecto dominó derrumbaría el edificio sobre el que se sostiene el poder, tanto económico como social. Esta aptitud censora recuerda aquella que se daba durante la Revolución Francesa, cerrándose fronteras y ocultando información que pudiera espolear al pueblo.

En España se dio un caso que se extendió rápidamente  al resto del mundo. La situación insostenible empuja a una minoría, cansada ya de tanto abuso, a reclamar la atención de sus líderes de una forma pacífica, pero ruidosa. Siendo un año de elecciones no se atrevieron a repeler la manifestación, al menos al principio. Incluso algún necio o, quizás, desinformado, pretendió atraerse esos votos. Pasada alguna semana, cuando cedió el fragor inicial, los indignados empezaron a ser aporreados, menospreciados y ridiculizados por parte de los políticos más radicales, claro ejemplo del respeto que tienen a los que les dan de comer. Pues creedme que en las elecciones del 20N volvieron a ser votados.

Islandeses e indignados son héroes en esta sociedad, mezquina y tirana, de mercados, valores y economías.  Esta aptitud islandesa le ilusiona a uno y le hace creer en un mundo mejor, donde la voluntad del pueblo logra juzgar a políticos abusones y avarientos banqueros.

sábado, 21 de enero de 2012

¡No toquen la Plaza del Grano!


No hay mayores “profanadores de tumbas” y “expoliadores de tesoros” que los políticos al servicio de los intereses económicos. Esto ha sido así desde que apareció el “noble oficio”. Todavía está presente en la memoria de muchos que respetamos el legado de nuestros ancestros las atrocidades cometidas contra el patrimonio. Desgraciadamente todo lo anterior no tiene solución.

 Un nuevo “acto terrorista” se prepara desde el Consistorio de la ciudad de León. La barbarie consiste ampliar las aceras y en destrozar el empedrado de la Plaza del Grano o deformarlo  o vete a saber, lo único que tengo claro es que hagan lo que hagan la van a fastidiar. Esta plaza es uno de los lugares más pintorescos de la ciudad de León, considerado por muchos de sus habitantes como la plaza más hermosa de la ciudad, debido al aspecto primitivo que presenta. Que no olviden las hidras, antes de soltar el venenoso aliento, que la ciudad de León se ha recreado, y mucho, en su pasado medieval para atraer turismo. Un turismo que es el pilar, ahora mismo, más importante de la economía leonesa.

La razón que se esgrime para llevar a cabo este proyecto es hacer accesible dicho lugar. Es cierto que el piso no es precisamente cómodo, y más si usas suela de cuero, pero tampoco inaccesible, además, este pavimento junto con la iglesia de Santa María Mercado, de traza románica,  y los soportales, le confieren un aire medieval. Tocar el empedrado de la Plaza significa atentar contra su idiosincrasia. No se de donde partió tal idea, si fue de la amiga pija de algún edil que se dejó el tacón de sus zapatos de trescientos euros entre las piedras o de aquellos que frecuentan las terrazas y a los que no les encaja bien la silla en el suelo. La verdad es que poco me importa. Lo único que pido encarecidamente es que reconsideren tal decisión, además, el Ayuntamiento no está para gastos tontos. Por favor, ¡no toquen la Plaza del Grano! El que no esté a gusto le sugiero la Plaza de la Catedral o la Plaza Mayor, que también son muy hermosas y más cómodas.

La Plaza del Grano es un pequeño remanso de tranquilidad donde el tiempo ha quedado encarcelado. Empedrado, iglesia y soportales dan carácter a esta plaza, que muestra un León antiguo y genuino, de sagrada paz, donde el leonés encuentra armonía y el peregrino da descanso a sus maltrechas extremidades. Es leyenda viva, es tradición y es cultura, guía a los papones, resguarda a San Froilán  y ampara al peregrino.

Por favor, ¡dejen en paz la Plaza del Grano!

viernes, 20 de enero de 2012

A 69 años de otra historia

Hace 69 años, por estas fechas, se decidía una de las batallas más importantes de la historia. Una batalla que cambió el rumbo de la II Guerra Mundial. Sin embargo hay que entender este hecho como el final de un proceso erosivo que arrastraba la Alemania nazi debido, en gran parte, a la política prepotente y fantasiosa de su líder. Es decir, no es que se decidiera la guerra en una sola batalla, no en un periodo tan complejo como es éste, sino que en Stalingrado se dio el punto de inflexión. Fue en la ciudad que llevaba el nombre de su mayor enemigo donde todos los errores cometidos anteriormente por Hitler se volvieron contra él.

Se enfrentaban los dos mayores monstruos, con el permiso de Truman y su “hazaña” en Hiroshima y Nagasaki, de los últimos tiempos. Uno luchaba por sobrevivir al otro, el otro por sobrevivir a la historia. Los dos consiguieron sus objetivos al final de la guerra, quizás no como hubiesen querido, pero ambos serán recordados eternamente. En el enfrentamiento hicieron alarde del poco respeto que sentían por la vida humana, protagonizando infantiles caprichos que costaron millones de vidas. Stalin, en la ciudad que lleva su nombre, quizás por ello su obstinación, lanzó a sus soldados desarmados contra las ametralladoras de la Wehrmacht, con orden a los llamados “destacamentos de bloqueo” de disparar a todo aquel que se replegara. -¡Ni un paso atrás!-, les dijo. Hitler, el cabo que jugaba a ser mariscal, dejó morir de frio y hambre a la élite de sus tropas, el VI Ejército, orgullo nacional, abandonado a su suerte con una única orden, resistir hasta el final.

Nadie se puede imaginar que hubiese pasado  si Alemania hubiese ganado la guerra, idea nada descabellada. No olvidemos que hablamos de un pueblo trabajador y disciplinado, con capacidad de rehacerse económica e industrialmente con una rapidez excepcional y un sentir nacional asombroso, capaz de aglutinar el esfuerzo de todos sus habitantes por el bien común. ¿Qué falló? Yo me atrevo a comparar la Alemania nazi con la Francia napoleónica. En ambos casos nos encontramos con dos líderes ambiciosos, ególatras y con pocos escrúpulos a la hora de conseguir sus objetivos.

El 22 de junio de 1941, Hitler ordenaba poner en marcha la Operación Barbarroja, la mayor invasión de la historia y una cruzada para la que Alemania todavía no estaba preparada. Para llevar a cabo un proyecto tan ambicioso, el Alto Mando alemán había movilizado tres millones y medio de hombres y más de cien mil máquinas en un frente de 1.600 km, que llegaba desde el mar Báltico al mar Negro. Solo cabe pensar en lo muy seguro que estaba de sí mismo Adolf Hitler, al lanzarse a un proyecto de tal magnitud, la conquista de la U.R.S.S, sin haber aplastado previamente a los británicos. Solo un necio con más imaginación que lucidez se le ocurriría menospreciar de tal manera al mayor imperio del mundo, por un lado, y a la nación con el ejército “supuestamente” más poderoso, por el otro.

Desde el comienzo de la contienda con la URSS y a pesar de las victorias de la Wehrmacht, se hacia palpable que Alemania no podría ganar la guerra. Los rusos sufrían estoicamente los envites alemanes. Allá donde se capturaba medio millón de soldados soviéticos, al día siguiente había otro medio millón. Además, los alemanes habían sido incapaces de tomar Leningrado. Como a perro flaco, todo son pulgas, la situación en el frente del oeste empeoraba. Gran Bretaña mostraba una aptitud cada vez más descarada y había mejorado el sistema de radares, complicando ostensiblemente los bombardeos de la Luftwaffe. La RAF, sin embargo, incrementaba sus propias incursiones en suelo alemán cada vez con más éxito. Por otro lado, la tentativa alemana de aislar a los británicos por mar, arruinándoles mediante ataques submarinos, había fallado y Montgomery y sus ratas del desierto se habían convertido en un, más que molesto, inconveniente en el norte de África. Hitler que consideraba que Inglaterra si bien no vencida no suponía peligro alguno, se encontró con toda una lección de como un pueblo puede sobreponerse a la adversidad.

Fueron muchos los fallos que cometieron los nazis, pero el más garrafal, por la carencia de sentido que tuvo, fue precipitar la contienda con los Estados Unidos. Aunque el conflicto con el gigante americano era más que probable, la aptitud alemana, olvidándose de los dos frentes que mantenía,  fue tan absurda como innecesaria. Ese 11 de diciembre de 1941 fue el más feliz de toda la guerra para Winston Churchill, más incluso que el día del armisticio alemán.

La ambición desmesurada, el hecho de no concluir unos proyectos antes de iniciar otros y subestimar groseramente al enemigo, había llevado a Hitler a pedir un esfuerzo inhumano a sus tropas. En Stalingrado el agotamiento del ejército alemán era evidente. En las ruinas de la ciudad no solo se quedaron cientos de miles de cuerpos inertes, en aquel infierno se diluyó definitivamente toda esperanza de victoria final. Fue un ¡basta ya!, un ¡hasta aquí hemos llegamos! De los 600.000 hombres que componían el VI ejército, pocos más de 90.000 sobrevivieron a Stalingrado, de aquellos apenas 6.000 resistieron el cautiverio ruso. Acompañaron al VI ejército en su destierro los restos del Cuarto Ejército Panzer y cientos de miles prisioneros rumanos, húngaros e italianos, aliados alemanes.

El soldado alemán, que lo había dado todo por un líder déspota, cruel, obsesionado por controlar el mundo, perturbado ante la presión de la guerra y que no dudaba en lanzarles a los brazos de la muerte para satisfacer sus caprichos, ese soldado aguantó durante más de dos años después de lo de Stalingrado, sufriendo una lenta agonía, y lo hizo sabiendo que la guerra estaba perdida. Aunque victorioso, el ejército soviético tuvo que llorar, al final de la guerra, la muerte de más de veinte millones de compatriotas y de seguro que de algún familiar.

Nadie sabe a ciencia cierta que hubiese pasado si Hitler hubiese ganado en Stalingrado, pero mejor dejamos las cosas estar.

jueves, 19 de enero de 2012

Ay, ¿Quién maneja mi barca, quién?

Como la canción de Remedios Amaya, así se encuentra el Gobierno de España desde hace ya mucho tiempo, en la misma barca de la cantaora y sacando el mismo resultado de Europa. El anterior equipo de Gobierno impotente, cansado y afligido, se sentó a esperar el inevitable relevo. Los últimos meses fueron agónicos, parecía como si un Cronos travieso y perezoso estuviese jugando con la paciencia de todos. Hubo un abandono en la gestión del Ejecutivo y la política a seguir fue la de parchear los asuntos en vez de tomar decisiones, ésas quedaban archivadas para el nuevo inquilino de la Moncloa. Cuando llegó el actual Gobierno culpó al anterior del estado de las cuentas y se basó en ese punto para justificar la subida de impuestos que había prometido no hacer durante la campaña. Si que hay que reconocer que el nuevo capitán se ha puesto a remar, solo que alguien debería indicarle la dirección a seguir, pues no se puede cruzar el Atlántico en una barcaza sin comida ni agua.

La política marcada desde el nuevo Ejecutivo es la adormecer todavía más la economía con recortes y más recortes, siguiendo las pautas de la rácana Merkel, que por otro lado vive una realidad económica que dista mucho de la española. Otra cosa que no entiendo es que continuamente se “elogie” la política presupuestaria de nuestro país, que si se va por buen camino, que si felicitaciones de éste, felicitaciones del otro… Pero al final siempre se repite la misma coletilla, no es suficiente, hay que hacer más reformas. ¡Entonces no lo estamos haciendo bien! Me hacen especular con la idea de que desde Europa se piensan que entendemos las cosas en diferido y hay que ir poco a poco y paso a paso, motivándonos con una palmadita en la espalda de vez en cuando, para que entendamos bien el mensaje. El caso es que después de tanto recorte y de que nos toquen continuamente los… “bolsillos”, el problema más importante que tenemos en España, la tasa de paro, no solo no ha bajado sino que crece. Será que las cosas de palacio van despacio y hay que esperar algún tiempo más para que haga efecto tanto recorte. Para entonces espero que haya algún individuo, que no sea funcionario, trabajando.

Vivimos desgraciadamente en un mundo despiadado, en el mundo de la globalización, el consumismo y el materialismo,  la opción más lógica es pues  favorecer ese consumismo para que devuelva el optimismo laboral.  Glosábamos el otro día Kurrax, ilustre miembro de este blog, y yo sobre el “esclarecido” del que partió la idea de candar las contrataciones públicas, cuando lo lógico, coincidíamos los dos, es favorecer el empleo público. Terminar de una vez las dichosas líneas de alta velocidad, reparar las maltrechas carreteras, lo que sea, pero dar trabajo a una parte de la población, que a su vez favorezcan la contratación de terceras personas con el consumo que generen. Al final salen ganando todos ya que esta dinámica repercutirá positivamente en las arcas públicas, al haber más personas que pagan impuestos. Es decir, si hay una empresa a la que seguro la van a conceder créditos, esa empresa es el Estado. En vez de cerrar el grifo precisamente lo que hay que hacer ahora mismo es invertir en trabajo, animar los mercados y favorecer las transacciones económicas que con el tiempo  generen nuevos puestos de trabajo.

La situación de desesperación que vivimos nos va haciendo ver la realidad y aquellos trabajos que antes repudiábamos, con la barriga vacía, se miran de otra manera. Nos habíamos vuelto vagos, decadentes y prepotentes y ahora comenzamos a darnos cuenta de ese error, cuando es demasiado tarde. Hemos tenido al resto del mundo trabajando para nosotros y como consecuencia ellos son más ricos y nosotros más pobres, solo hay que ver a que ritmo crece la economía de China o la hindú. No entiendo porque importamos productos que podemos manufacturar nosotros. No tenemos dinero para pagar la educación de nuestros hijos y sin embargo pagamos la universidad de terceros, ¿no suena estúpido? Nos hemos convertido en un bazar de productos manufacturados en Asia, que nos venden por telemarketing desde Sudamérica, en todo esto nosotros solo ponemos el dinero, ¿cómo vamos a prosperar?. Nos hemos cargado nuestras industrias y cultivos porque no eran rentables y ahora ni generamos, ni podemos comprar, eso sí, todos contentos porque ganamos el mundial. Panem et circenses para el pueblo, solo que esta vez se olvidaron el panem. Veo lógico que importemos kiwis de Nueva Zelanda, pero no naranjas, tecnología de China, Corea o Japón, pero no ropa y calzado de los que hemos sido tradicionalmente productores. En definitiva, todos tenemos nuestra parte de culpa y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, eso sí, seguro que la piedra es made in Taiwan, que cuesta cinco céntimos menos y aunque el pulido sea más tosco y desprenda un polvillo tóxico, al final cumple con su objetivo.

miércoles, 18 de enero de 2012

Tras un horizonte... siempre hay otro

Es sorprendente la aptitud que manifiestan frente a la vida ciertas personas. Muchos seres humanos, teniéndolo todo, muestran un carácter pusilánime, propio de una estrella de la canción protestona, que no protesta. Sin embargo, muchos de los que pasan verdaderas miserias no les oirás quejarse, pues gozan de ponerse retos. Ahí se forja el carácter.

Hoy toca hablar de una historia triste, que lleva adosada una moraleja para todos aquellos que se quejan sin sufrir y lloran sin dolor. Esto es un homenaje a Febrero. Todo un ejemplo de pundonor, amor a la vida, afán de superación y entrega a su pasión, la pintura. Conocido pintor de la ciudad de León, llegó a exponer, en el siglo pasado, en la pirámide del Louvre en Paris y en una notable galería de Helsinki, donde tuvo rotundo éxito, amén del resto de exposiciones imposibles de determinar. Por ti Miguel Ángel:

Uno de esos días, de pincel en mano, en el desierto de tu estudio, recibiste una visita inesperada. Aun así, declinaste la macabra invitación de la extraña dama. Insistente en su ofrecimiento te encaraste con ella, esa de la guadaña, y la expresaste decididamente que es mejor lo malo que nada. Luego…, te sobrevino la noche, una noche fría y larga, de la que quieres escapar, pero te agarra. Todavía soy joven, piensas, y un poco canalla,  busca otra alma más entregada.  Aunque creas que vas a ganar la guerra, ¡aquí hay batalla! La muerte me ronda…, venderé cara mi estancia. Así fue la contienda, donde perdiste tú física y un poco el alma. Tullido te dejó gloriosa batalla, más pocos se vanaglorian de vencer a la parca.

Hoy, exclavo de tu poltrona, enseñas al mundo la libertad del alma. Que por siempre sea eso: No hay gloria tuya que no conquistaras.

martes, 17 de enero de 2012

Otro año de carbón para el pueblo

Hoy es uno de esos días, como otros tantos, que te encuentras con el ánima envilecida. Invadido por el recalcitrante sentimiento de haber sido estafado por unos políticos glotones, que sólo se preocupan por la realidad del pueblo, aquel que les encumbró a la vida postinera, cuando tienen la soga electoral en el cuello. Bueno, ni siquiera eso, son seres abúlicos incapaces de sus cumplir compromisos. Si les vapulean electoralmente, que se va a hacer, siempre quedará el sueldo para toda la vida. Uno de verdad, con el que todavía te dan hipoteca. Un sueldo como el que cobra Olsson, Lindström, Rohmer o incluso Ramírez, que fue listo y tomó las de Copenhague. Para que ellos cobren eso, el resto a trabajar sin rechistar y no se te ocurra perder unas elecciones laborales, porque te vas con una mano delante, la otra atrás, y dos años de paro a lo sumo como compensación.

Otra opción es hacerte político. Al principio, mientras se va ascendiendo, hay que actuar un poco “de esa manera”, hay que caer bien al gerifalte. Llegado el momento, el primer paso que hay que dar para ser político es creerte, sobre todo si eres una persona con ética, que vas a hacer un trabajo de verdad. Por el resto no te preocupes, se lo tienen montado de pegada. Lo primero es darle visos de seriedad a la ocupación, lo llaman jurar el cargo y ponen la mano, no me acuerdo muy bien si es sobre la Constitución española, la Constitución alemana, el Señor de los Anillos o las aventuras de Miguel Strogoff, para pasar a prometer que destruirán el anillo, o llevarán la carta al Archiduque, o venerarán a Merkel sobre todas las cosas. Según el libro que les toque, supongo. Lo que si que tengo claro es que, sea lo que sea, lo pagará el asfixiado contribuyente español. Dicho de otra manera, juran de forma fehaciente precisamente aquello que se van a saltar a la ligera según salgan de esa sala, su compromiso con el pueblo español y su Constitución..

Un detalle importante en este contexto es que se les ha legitimado con el voto previamente, y en eso si que somos todos culpables, pues justificamos de esta forma su farsa. Otra particularidad es si te toca como mesa electoral, estás obligado a formar parte de la parafernalia. Seas demócrata o no, justifiques en veinte artículos de la Constitución tu libertad a no apoyar un sistema de gobierno que consideras corrupto, o simplemente creas que tienes mejores cosas que hacer el domingo, de esa no te libra nadie. Si se te ocurre hacer novillos estate preparado para unos buenos azotes estatales. Duelen más que los de mamá.

Todo esto sería muy gracioso si pasáramos por alto el hecho de que todos los días alguien pierde su hogar y muchos se ven obligados a vivir en la inmundicia y la peor de las miserias. Mientras, en un mundo muy, muy lejano de la realidad española, conocido como “el de la gominola”, políticos y cargos públicos siguen viviendo a cuerpo de rey. Cuando ellos son los responsables en gran medida de la crisis, con actuaciones tardías y erróneas.

Siempre he pensado que el político debía de ser vocacional, que debía estar preparado y, sobre todo, controlado y con fecha de caducidad. Es decir, si  bien pagados algunos siguen mirando la manera de volatizar fondos, pues que cobren lo que la mayoría, unos 1.000 euros. Páguese a funcionarios para que vigilen las llaves de las cajas, que al final, si hacen bien su trabajo, saldrán muy rentables. También es importante pasar por algún tipo de prueba para ejercer esta profesión (inteligencia, cultura general,…) y no permitir que cada partido ponga arbitrariamente a bobos, majaderos, postineros, cleptómanos y/o ineptos a su antojo,... Otra posibilidad es que sigan cobrando lo de siempre y los de siempre, pero en el caso de mala gestión, pues por la responsabilidad de su cargo es por lo que cobran tanto, despido sin indemnización y a los tribunales. Como precedente, Islandia, donde políticos y banqueros se permitieron dar clases de embate al pueblo ¡vikingo!, a ese punto llega la impudicia. Pasó lo previsible, rescataron sus hachas y lanzaron los drakkars a la mar en busca de los osados. Que se lo pregunten a Geir H. Haarde, ex primer ministro islandés, que se sienta en el banquillo, acusado de majadero.

Llegados a este punto se me ocurre hacer una comparativa. Señorías y cargos públicos, sino me falla la cabeza, con unos siete años de trabajo ya tiene derecho a la pensión máxima. Una persona normal ha de estar 35 años cotizando, trabajando hasta los 67 años y con recorte en la pensión. Nos piden paciencia y esfuerzo para soportar constantes aumentos de impuestos, mientras gran parte de la paga de los cargos públicos, las dietas en concreto, creo no tributan, que me corrijan si me equivoco, por lo que ese dinero no se ve afectado por dicha subida. Además, pueden cobrar varios sueldos del Estado y ostentar varios cargos públicos a la vez, el resto de los mortales no. A esto se suma indemnizaciones por cese de actividad, etc., etc., etc. Vamos, como para no hacerse político.

Todavía alguno/a de estos políticos, cobrando unos 100.000 euros anuales, llegó a quejarse de que no llegaba a fin de mes. Se merecía un sueldo de 800 euros, con una hipoteca de 300 euros, recibos de la luz, teléfono, agua, impuesto de matriculación, seguros varios, ropa, comida, imprevistos, gasolina y pañales para el niño. Pero todavía, por si no fuera suficiente… que te venga un tío con un patrimonio de tres millones de euros, te pida un esfuerzo mayor, te diga que no te preocupes que de esta salimos, mientras te obliga a soltar otros 50 euros más en gasolina, 20 euros en el recibo de la luz y 15 euros de I.R.P.F. … ¡Ah! y pobre de ti como fumes.

No se puede ordeñar más la vaca tribulación señores, pues tiene las ubres agrietadas y ya no da más leche.

lunes, 16 de enero de 2012

La Huerta de Tafrasio

A veces, cómo enseñaba Platón a través del mito de la caverna, sólo vemos la sombra de la realidad. Un mundo tan ilegítimo como creíble y siempre una opción más cómoda y menos dura que enfrentarse a la verdad, que siempre hiere. Optar por el camino más corto nos condena a una, no siempre, feliz ignorancia. Atendiendo a esa cortesía, que se me vuelve necesidad, hoy te visito por el camino largo y pedregoso, por ese que te hace llegar magullado. Rompo con la vana ignorancia e incomprensión que hemos tenido para con nosotros. A ti, mí siempre amigo, está dedicado éste, mi llanto de sinceridad. Con ello me despojo del manto de orgullo, desprecio mi terquedad, liberándome de prejuicios y poniendo mis sentimientos en tus manos, pues te aseguro que ni el tiempo más cruel, que por largo que se hiciese, ha sido capaz de arrancarme los momentos contigo.

¿Qué nos ha sucedido entonces? Yo recordaba tiempos despreocupados, pequeños conflictos solventados con una sonrisa. ¿Dónde se perdió aquello? Si a esto llaman madurar, pues niño quede eternamente. Como si un aurea de despropósitos nos invadiera, parece ser que aquello, antaño insignificante, ha tomado con el tiempo un significado garrafal y macabro incidiendo con tal fuerza que ha erosionado nuestra frescura y descaro. ¿Tan mayores nos hemos hecho?, o, quizás, no nos dábamos cuenta de lo importante que era todo. Es por ello, mi fiel amigo, que en tal situación he decidido despojarme de mi vanidad, esa que ha favorecido nuestro escenario actual, para hablar el primero, aunque sea para preguntarte… Es cierto que es muy egoísta por mi parte dirigirme a ti para que me expliques, después de tanto tiempo, la razón de esta nostalgia que sufre aquel que un día fue rico y hoy es miserable.

Te mentiría si te dijese que me acuerdo de ti a todas horas. Pero es cierto que esos momentos tan míos, aquellos de los que me despojo de la banalidad exterior, caigo víctima de mis recuerdos, donde de cuando en vez acudes sereno, como siempre fuiste, a sosegar mi locura. Aunque protestona y "un pelín" cascarrabias, cuánto he añorado esa presencia. No ha sido fácil romper mi hermetismo, ni mi injusta, pero humana, frialdad para hacerte retomar memoria de ese pasado que quieres olvidar, pues también te castiga. Quizás ya no nos merezcamos el uno al otro, pero sí que es cierto, en atención a lo que hemos vivido juntos, que nos merecemos una explicación. Es un despropósito que hallamos cargado al tiempo nuestra responsabilidad y me cuesta admitir que nos dejáramos seducir por el equívoco de la incomunicación. Lo único que tengo claro es que no hemos sido capaces de ponernos cara a cara y preguntarnos… ¿Qué nos ha pasado?

Es el día de hoy que nos vemos de “pascuas a ramos”, mirándonos en ocasiones como desconocidos, con la fría y extraña sensación de forzar la conversación. Yo me excuso en que has cambiado, tú, sin embargo, estoy seguro de que piensas que hemos madurado. Lo cierto es que recogemos los despedazados restos de una relación todavía inconclusa, ¡sí!, ¡inconclusa!, pues no te quepa duda que no es fácil acabar con aquello que has venerado durante tanto tiempo. Por mucho que cambie la vida, nunca será en segundas ni terceras personas lo que en primera ha sido. Por todo ello renuncio al siempre socorrido cinismo, a mí insulsa suficiencia y afronto la cobardía con el arma que mejor manejo, mis “papelajos”.

Te imagino leyendo estas líneas con esa inexpresiva muesca en tus labios, gesto de aparente desdén, que sólo aquellos que te conocemos interpretamos como una cariñosa sonrisa. Reclamo la atención de esa increíble sensibilidad que te obstinas por ocultar y para ello desnudo mi alma, que bien conoces, más te vuelvo a presentar, a la espera de que recojas el guante. Mientras seguiré labrando mis inquietudes en la Huerta de Tafrasio.

sábado, 14 de enero de 2012

Solo muy pocos consiguen hacer sus sueños realidad, a los demás les toca seguir soñando o, lo que es peor, vivir a través de otras personas. Lo único importante es comprender que aunque no llegues a tener todo lo que deseas, que es imposible, puedes contar con tu apoyo.

viernes, 13 de enero de 2012

La vuelta de Caronte

El ser humano, egoísta y pretencioso, ha jugado a ser Dios desde el principio de sus tiempos, intentando controlar los ciclos naturales y los designios del Oráculo. Primero fue el impago del óbolo de Caronte, queriendo retrasar lo inevitable. Después vino el destierro del barquero para eludir los dominios de Hades. Pero el hombre ha olvidado que todo tiene fecha de caducidad, que los tiempos han de cumplirse y que intentar romper los ciclos solo conduce a una agonía recalcitrante.

Es el momento de reclamar la vuelta del barquero, que todas aquellas ideas que ahogan, incluso desde la ignorancia, puedan seguir su camino. Un insólito mundo debe florecer. Lo nuevo ha de sustituir lo inservible. Esa es la cruel, pero necesaria Ley.

Yo mismo

Durante mucho tiempo, más de lo que yo he deseado, me he dedicado a malvender libros, escritos, textos, artículos y documentación de páginas web, entre otras cosas. Liberado de ese yugo, afronto una nueva aventura llena de emociones y con mucha ilusión. La libertad, por mucho que nos quieran hacer ver lo contrario, solo se halla en el interior de uno mismo, al igual que la paz y otros muchos conceptos que esgrimen aquellos que curiosamente son los que escupen en los valores humanos.